Hace ya semanas que los toldos avisan de la llegada del gran día… y es que ya huele a Corpus. Huele a tomillo y a romero. Huele a fiesta toledana. Con sus noches incluidas. Aunque la Reina… sale de día. Ya se respira… ya está en el aire.
Paseo estos días por mi Toledo lleno de calles que han dejado atrás el frio invierno y la lluviosa primavera para ponerse sus mejores galas. Kilómetros y kilómetros de toldos, que cubrirán el paso de la Custodia. Bella guirnalda de boj. Ya están colocadas las flores. Ya están colgados los reposteros e instalados los faroles. Ya están izados los velones. Cuelgan por doquier los mantones. Lucen en los balcones los tapices. La ciudad imperial está lista para su fiesta.
La ofrenda floral ya está hecha. Hoy es la víspera y saldrá la vistosa tarasca vespertina -un dragón de enormes fauces que arroja humo y agua- acompañada de los gigantones y las bandas de música. Comparsa de danzas y bailes que hacen las delicias de los más pequeños y de todo aquel que quiera recorrer las calles por las que el día siguiente discurrirá el cortejo. Es tiempo de verbena. Es tiempo de alegría. Toca festejar.
Ya por la noche las hermandades realizan el ensayo donde el negro pertiguero medirá los espacios para que todo esté listo para el desfile. Para que no falle nada. Para que todo este perfecto. De madrugada, cuelgan los tapices de incalculable valor del cardenal Porto Carrero en las fachadas de la Catedral Primada.
Mañana amanecerá con el toque de dianas y el lanzamiento de cohetes. Sonidos y emociones. Horas después una salva de morteros anuncia la salida de la procesión. La Custodia asomará por la puerta Llana de la Catedral. Resuenan las campanas. Emoción.
La valiosa pieza creada en el siglo XVI por el orfebre alemán Enrique de Arfe por encargo del Cardenal Cisneros, es la reina de la fiesta, pero son muchos otros los elementos que contribuyen a que el Corpus toledano sea único. Sea mágico.
La capital de La Mancha se convierte en un gigante escenario teatral dónde todos los personajes tienen cabida. De todas las edades. De todos los lugares. Todos somos protagonistas de la obra a representar. Quedan garantizados los aplausos y las loas.
Es la obra de los sentidos, de las emociones, de los sonidos… Es la obra de los aromas. Del tomillo y el romero, mezclado con incienso. Huele a pétalos de rosa. Huele a esencias de un gran día. Esencias que embriagan las estrechas calles de la ciudad engalanada.
Es la fiesta de las sensaciones. Balcones a reventar. Ventanas llenas de gente. Las calles a rebosar. Las campanillas repicantes. Es su fiesta y la ciudad está de gala. Para la Custodia, para ellos, para mí… para todos.
Los toldos como manda la tradición, ya se mojaron. Ahora solo nos queda esperar a que empiece la función. Que de comienzo la fiesta. Y que salga el sol por donde quiera… Pero que salga. Y que su unión con la Custodia de paso a ese festival de luz y color de belleza indescriptible. Yo estoy segura de que este jueves volverá a ser uno de esos que relucen más que el sol. Cómo no lo va ser...
Yo mientras tanto mato el tiempo entonando… que bonito está Toledo, que bonita Catedral… ¡Qué bonito está el Alcázar! Que orgullo ser toledana de la zona de La Sagra …
PD: Para los que penséis que estáis teniendo un dejavú ... No creáis que necesitais medicación "sicrática". Este post lo escribí un 21 de junio de 2011, desde otro lugar, con B de Becaria, rodeada de color rojo, al amparo de Botín. Quería que estuviese presente aquí, en mi Ginger ;) porque si algo tiene Ginger es sabor a Toledo :D
Chin, chin muchachada
Y pasaos mañana por mi Ciudad ... yo estaré en alma, el cuerpo lo dejo en las islas ;)
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