jueves, 3 de abril de 2014

Julia Navarro, soy tu FAN


Los que me conocen un poco saben que siempre ando sumergida en la placentera aventura de leer. Los que me conocen algo más saben que es una mujer la que encabeza la lista de mis escritores preferidos. Sí, algunos en esta tercera línea ya sabréis de quién se trata. En la mente de algunos ya estará resonando el nombre de Julia Navarro. Aunque Clark piense que es Julia Romero u Otero, el pobre mezcla mis ídolas, para formar un nombre nuevo.

Ayer Julia Navarro, mi escritora preferida –o top, como prefieran-, presentaba su último libro en mi Ciudad preferida, que es la mía, que es Toledo. Ayer yo tenía una cita en el Álcazar, un emplazamiento de lujo para recibir a una persona de excepción.


No es esta la primera vez que escribode Julia Navarro, también puedo asegurar que no será la última. Lo cierto es que ya tocaba, se lo debía, me lo debía, puede que os lo debiera, eso ya lo dejo a vuestra elección.

Ahora os contaré mi historia con Julia, mi narradora de historias preferida. La genia de mi mesilla. La creadora de acompañantes.

Conocí a Julia en mi primer año de Universidad. Conocí a esa Julia periodista, ejemplo del buen periodismo, del periodismo de verdad, que en mi opinión dista mucho del actual. Comencé a leer sus artículos, sus ensayos, sus crónicas… ¡Guau! Era una maestra de la palabra. Una maestra del periodismo, mundo al que ella llegó por casualidad para posteriormente triunfar. Ella misma dice que a todo lo que le ha salido bien ha llegado por casualidad… Debe ser que como yo al periodismo llegué después de soñarlo mucho y fuerte desde muy pequeña, y no hubo nada de casual en ese desembarque, estoy condenada a este navegar al a deriva y quién sabe si al naufragio.

Durante los siguientes años de carrera continué leyendo a Julia y a sus coetáneas. Periodistas de raza. Mujeres en tierra de hombres. Fue por aquellos años cuando Julia decidió –un verano, en una playa, en una situación de desesperación- coquetear con la novela. Un obituario daba el pistoletazo de salida a otra carrera de éxito. Otra vez la casualidad. Otra vez el éxito.

Y aquella niña que soñó desde pequeña y muy fuerte con ser bailarina. Aquella chica que quiso ser química –como mi hermana- sin tener ni idea de matemáticas –como servidora-. Aquella madrileña que contribuyó a hacer del periodismo un lugar mejor. Aquella maestra de la pluma tuvo a bien deleitarnos con sus novelas.

Y aquella maestra, que va a más, visitaba ayer la Ciudad Imperial, esa que aparece en “Dispara, yo ya estoy muerto” su última obra de arte, porque para mí sus libros son eso, o incluso algo mejor.




Llenazo para recibir a la escritora. Por casualidad cuando llegamos sólo había dos sillas vacías. Las nuestras. Al fondo, gente de pie. Mujeres, muchas mujeres. Julia se hizo esperar. 15 minutos más o menos. Pero la espera, mereció la pena. Mucho. Y más.

¿Alguna vez habéis sentido que se para el tiempo? El mío se para cuando Julia habla –por temas de amor también, pero eso ya es para otro post-. Me atrevo a decir que nunca he tenido el placer y el privilegio de escuchar a alguien que hable tan bien. El discurso de Julia, natural y lleno de sabiduría, y de haberlo vivido para contarlo, engancha más que sus libros aún. Es genial cuando todo lo que habla una persona te interesa. Cuando cada palabra que sale de su boca, aunque sea para contar la nada de la que ella habla, te deja a ti con la tuya abierta.

Habló de su última novela, “una novela de personajes”. Personajes que cuentan una historia, la suya, la historia de las personas. Una novela que “reflexiona sobre la lucha del hombre contra sus propias circunstancias”. Una novela para acercar dos mundos distantes. Una novela de amistad y esperanza. Una novela que no deja indiferente. Una novela que sin pretenderlo a mi me ha hecho entender –por fin- el conflicto árabe-israelí. Una novela que no habla de buenos ni malos, sino de corazones, situaciones, circunstancias, religiones y otros despropósitos, que como la propia Julia dice, no han sido elegidas, vienen en el pack.

También habló de su transición del periodismo –del de verdad, del de estar al pie de la noticia- a la novela. De esa casualidad de la que os he hablado antes. De su mala relación con las Nuevas Tecnologías. De su libertad a la hora de escribir. De su hijo Álex. De que ya está escribiendo su próxima novela, su próxima obra de arte. Del Toledo Sefardí. De sefarditas que aman Toledo, aún sin conocerlo. De sefarditas que aman España, cuando aquí dentro la odian. Se libró con gracia y educación del examen político que un sirio le quiso hacer. Ella había venido a hablar de su libro. Pero no a lo Francisco Umbral. Aplausos.

Y ella, que había venido a hablar de su libro, sin saberlo, a mi me hablo de muchas cosas más. Y la escucharía una y mil veces contando lo mismo y no me cansaría. Julia es mágica. Como si no hubiese podido crear personajes que también lo son, como el de la inolvidable Amelia Garayoa o lugares mágicos como el de la “Huerta de la Esperanza”…

No sé si a estas alturas del post os habré convencido o no de leer a Julia. Espero que sí. Por vuestro bien. Para que leáis historias de las de verdad. De las que se idean desde el corazón sin que intervenga la razón. Historias que enganchan. Historias de casi 1000 páginas que se te hacen cortas. Historias que te hacen viajar y te hacen soñar. Que te hacen reír, que te hacen llorar. Historias que te remueven por dentro. Historias que te harán esperar más historias. Historias por obra y gracia de Julia Navarro, GRACIAS MAESTRA.








Agradezco a la Asociación de Libreros de Toledo y a la Biblioteca de Castilla-La Mancha el habernos permitido el lujo de disfrutar por unas horas de esta Señora de las Letras y de la Vida.

Librerías Taiga, Hojablanca, Gómez-Menor y Merlín








Y vosotros, sí vosotros, no olvidéis que “la aventura de leer, es siempre un refugio maravilloso”







Chin, chin 

Fotos de la Página Oficial de Julia Navarro en Facebook y de ABC Toledo 

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