Hasta
anoche, no había visto ninguna de las entrevistas que Risto hacía sentado en
esos chester viajeros y personalizados. Anoche lo hice. Y no pude hacerlo en
mejor momento. Risto compartía chester crucificado con Sor Lucía Caram. ¿Qué no
sabéis quién es? Eso no puede ser. Todo el mundo debería conocer a Sor Lucía. Y
cuando digo todo el mundo, es todo el mundo. Creas o no creas. Seas cristiano o
budista. Porque en personas como Sor Lucía hay que creer.
Risto
comenzaba su entrevista con el siguiente párrafo introductorio: “Sor Lucía
Caram, una monja de clausura que llegó hace 18 años al corazón de Cataluña, y
llegó para molestar. De sus manos, de su fé y del brillo de sus ojos depende
hoy la supervivencia de 1.600 familias, y la vergüenza de los políticos que,
una vez más, han demostrado su incompetencia ante gente apasionada como ella”.
Sor
Lucía es una monja brutal, palabra que utiliza constantemente, mientras su cara
se ilumina haciendo justicia a su nombre. Es
el alma de Manresa, donde junto a más de 300 voluntarios –a los que Dios se lo
paga- ayudan a aquellos que han sido expulsados del sistema. Escucha a los que
ya ni tienen fuerza para alzar la voz. Porque ella sí tiene fuerza, y mucha,
una fuerza que dice recibir de la gente. De esa gente que ha elegido “una
opción por un estilo de vida diferente”. Desde su convento convertido en
Fundación multiplica a diario pan, peces, legumbres, leche… todo gracias a la
ayuda de aquellas personas que responden a sus peticiones. Sor Lucía “antes
pedía a Dios y ahora a todo Dios”. Eso sí, guarda un as en la manga, el de
rechazar a aquellos cuyo dinero está manchado de sangre, o con cuya política de
empresa no comulga.
Sor
Lucía no piensa que esa crisis en la que vivimos inmersos sea una crisis económica
y financiera en la teoría. Para ella la crisis tiene nombres y apellidos, tiene
caras, tiene historia, tiene sufrimiento… mucho… y por todo esto a las cuatro y
media está en pie. “Hay tanto por hacer”.
“Antes íbamos en un tren de alta velocidad
hacia el abismo y descarriló. Ese descarrilamiento ha hecho que nos demos cuenta
del paisaje de alrededor y del que está tirado en la cuneta es una persona”. Y
no podemos mirar hacia otro lado. Y todo esto a Sor Lucía le provoca insomnio,
y por eso se moviliza, por eso lucha cada día, por eso pide a todo Dios… Por
eso maldice la crisis, pero bendice la oportunidad para cambiar. Para
humanizarnos. Para ser personas.
Una monja que dice tacos,
una monja que sale en televisión, que publica libros. Una monja de clausura con
Facebook y Twitter – donde muestra al mundo el tesoro que ha encontrado-. Una
monja que está en su mejor momento y que bebe vino, porque le encanta. Que vive
sin retener. Que cree en Francisco. El Papa progre. Que tiene esperanza en él.
Muchísima. Que quiere esperar contra toda desesperanza.
Una monja dominica a favor
del uso de anticonceptivos. Una monja, que al igual que Francisco, está
convencida de que los homosexuales caben en el Evangelio.
Coincide con Risto en que “una
fe que no toca el bolsillo no ha tocado el corazón”. Y su fe lo toca. El
bolsillo y el corazón. Y este último lo deja tocado y hundido. Y por eso Risto
cree en ella. Cuando habla la cree. Cuando mira la cree. Cuando sonríe la cree.
Cuando sueña también lo hace. Y yo también. Porque su cara es el espejo de su
alma y sus ojos muestran un camino que deberíamos seguir para no abandonarlo
jamás. Porque todo en Sor Lucía es verdad. Es esperanza. Es bondad. Es ilusión.
Es ganas de hacerlo bien para conseguir ese mundo mejor que tanto necesitamos.
Es fuerza y compromiso. Es apostar por las personas. Por mi, por ti, por
vosotros, por aquellos… por todo Dios.
La hermana cree que tenemos
que leer el Evangelio, porque no lo conocemos. Cree que en la Iglesia de hoy
Jesús de Nazaret, su jefe, el que abrió el camino, sería expulsado porque incomodaría.
Sería un amigo molesto, a pesar de que seguiría siendo un amigo que nos ama
cuyo nombre es Jesús. Sor Lucía piensa que la Iglesia de hoy no se sentiría
cómoda siendo la Iglesia de los pobres.
Se ha sentido perseguida y
bofeteada sin saber porqué. Pero eso no importa. Porque nunca se ha sentido
expulsada del Evangelio. Y ella vive en él. Y no tiene miedo porque Jesús se lo
dice a través del Evangelio de San Mateo “No tengáis miedo a los hombres. No tengáis miedo a los que
matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. No tengáis miedo porque vuestro
Padre celestial cuida de vosotros”. Y por eso Sor Lucía no tiene miedo.
Y mira a la vida de frente. Sin miedo y despacio, como los buenos toreros.
Nunca ha practicado
sexo, pero se ha enamorado varias veces y somos miles a los que ella enamora y
nos roba el alma. Ese que nunca muere, porque no lo pueden matar. Desea a
Rouco, el tiranosaurio de la Iglesia, una santa jubilación. Sin acritud. Con
verdad.
Son tantos los
mensajes vertidos en media hora. Media hora en la que Sor Lucía, la monja del
Barça, que dice tener el corazón blaugrana, te enamora. De verdad. Yo lo estoy.
A pesar de ser culé y de que crea que Artur Mas –el de pasión de catalanes- es
un buen político y ponga las dos manos en el fuego por él. Yo no pongo ni una
punta de mi pelo, a pesar de tenerlas tan abiertas que cualquier noche me
comen.
Una entrevista soberbia. Una entrevistada brutal y perfecta. Un Risto sobresaliente.
Merece muy mucho la
pena ver la entrevista para conocer un poco más de esta exótica buscadora de oportunidades enamorada de la vida y de
las personas. Una monja inquieta e inquietante que intenta ser feliz y hacer
felices a los demás. ¿Existe mejor intención que esa? Yo creo que no.
Me uno al
agradecimiento de Risto: Gracias por enamorarme.
A raíz de esta entrevista he llegado a una conclusión: este mundo no necesita una munda, necesita muchas Sor Lucías ... que nos iluminen en las sombras.
Chin, chin darlings ;)
PD: Link a la entrevista: http://www.cuatro.com/viajandoconchester/temporada-1/programa-3/sor-lucia-caram/Charla-Sor-Lucia-Risto-Mejide_2_1760880098.html
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