viernes, 22 de febrero de 2013

Los Goya 2013



Hi Fans. No, no he estado en un curso de inmersión lingüística al otro lado del charco, ni pasado el término de mi villa. Me apetecía saludaros en el idioma de una de mis ídolos a imitar. God Save The Queen. Y a la Gin también. Para ella, que vosotros sabéis que yo soy de ron.  

Hace dos semanas que no me paso por aquí, y no ha sido por falta de ganas, ni de temas, ni tramas. Ha sido porque en este tiempo he pasado a ser menos ni-ni. MENOS. No lancéis las campanas al vuelo. Algún día de estos os contaré de qué se trata. Que hoy he venido aquí, a hablar de mi libro. Tampoco. He venido a hablar de los Goya. Ya sé que es pescado vendido. Pero no lo he podido hacer antes, y no puedo dejar pasar la oportunidad de dar mi opinión sobre la gala. O sobre la manifestación. Llamémoslo X. Porque si algo tengo claro, es que la Gala como ente, sufre una crisis de identidad. Vaya, que es un renglón torcido de Dios, que diría Don Torcuato. El Luca de Tena.

Paso pues, al comentario puro y duro del día de marras. Por partes.