Hi Fans. No, no he estado en un curso de inmersión
lingüística al otro lado del charco, ni pasado el término de mi villa. Me
apetecía saludaros en el idioma de una de mis ídolos a imitar. God Save The
Queen. Y a la Gin también. Para ella, que vosotros sabéis que yo soy de ron.
Hace dos semanas que no me paso por aquí, y no ha sido por
falta de ganas, ni de temas, ni tramas. Ha sido porque en este tiempo he pasado
a ser menos ni-ni. MENOS. No lancéis las campanas al vuelo. Algún día de estos
os contaré de qué se trata. Que hoy he venido aquí, a hablar de mi libro. Tampoco.
He venido a hablar de los Goya. Ya sé que es pescado vendido. Pero no lo he
podido hacer antes, y no puedo dejar pasar la oportunidad de dar mi opinión
sobre la gala. O sobre la manifestación. Llamémoslo X. Porque si algo tengo
claro, es que la Gala como ente, sufre una crisis de identidad. Vaya, que es un
renglón torcido de Dios, que diría Don Torcuato. El Luca de Tena.
Paso pues, al comentario puro y duro del día de marras. Por
partes.