No, no es un error. Me refiero a que de repente, hoy, lunes
por la mañana, te haya saltado en tu red social una nueva actualización de este
blog. Sí, vuelvo. Un hecho del que no me atrevo a decir si es un error o no. Lo
que es, como era de esperar a estas alturas del 2014, es un propósito. Un año
más. Sí, me propongo ser regular, en cuanto a frecuencia en la escritura, en cuanto a persona, aspiro
a un regular acompañado de un “masito” –“+” en diminuto-, en la parte superior
derecha de la palabra.
Como ya me conocéis más que de sobra. Sigo pensando lo mismo
que cuando me presente por primera vez y que cuando volví para volver, os
ahorro la redundancia.
Lo que si os contaré es porque vuelvo. Además de ser un
propósito, junto con los mismos propósitos incumplidos del año pasado, vuelvo
porque creo que tengo algo que contar. Que te puede interesar o no. Pero eso ya
no es de mi competencia. Mis redes del poder son reducidas -las sociales más amplias-. No soy Corinna. La
del Rey, no confundir con la del príncipe de Cuatro.
Y os estaréis preguntando, o no, ¿Y qué tendrá que contar ésta?
Un ésta que os permito de pensamiento, pero no de palabra, porque ésta tiene
nombre, feo y malhumorado, pero nombre. Pues bien ésta, que soy yo, tiene que
compartir contigo, que obviamente eres tú, una teoría. Una teoría que paso a exponer: