No pensaba pasarme por aquí esta semana, pero
no podía pasar por alto la noticia de que Belén Esteban –princesa de un pueblo
que no es el mío- se convirtió en una de las autoras más reclamadas el Día de
San Jordi/Jorge en Barcelona, dónde ocupada una caseta –y no un banco como la
Etxebarria, que ya no es un milagro en equilibrio, sino un despropósito
desequilibrado- frente a la cual esperaban largas colas de llamémoslo “gente” -sin ánimo de ofender, como siempre- para que
la co-presentadora de Sálvame rubricase su firma en su ‘best-seller’ –ríanse,
pero es para llorar- “Ambiciones y reflexiones”. Mátame camión o Kill me lorry –gracias
superbritánico ;)-.
Una vez salida de mi asombro y de preguntarme
una y otra vez a lo Carmen Maura ¿Qué he hecho yo para merecer esto? –sí, en ocasiones
veo películas de Almodóvar, lo confieso- me veo en la necesidad de poner un
poco de cordura en esto de los libros, firmas, casetas, autores, best-sellers,
Etxebarrías y otros demonios.