miércoles, 11 de abril de 2012

Is this real life?


Las cosas han cambiado mucho últimamente. Hacía ya tiempo que no os contaba mi ginger vida súper, súper guay. Haré un remember para los más despistados, estilo serie americana… yo que sé, por ejemplo, How I met your mother. Venga, que os voy a dar la vara cual Ted Mosby: veréis, hijos amigos, a principios de año me inundó un espíritu positivo. En fin, mi vida cambiaba. Dejaba de ser becaria, tenía un nuevo trabajo, volvía a Madrid, incluso planeaba afterworks con Blanca, amiga de Vir y mía, becaria también y sobre todo: fan a muerte de Ginger. Así me gusta.

Chin Chin, ¡por Hollywood!

El caso es que no es oro todo lo que reluce y los afterworks a lo Ally McBeal quedaron en agua de borrajas. Creo que la culpa la tienen todas esas pelis americanas que protagonizan gente como Reese Witherspoon o Kate Hudson, en las que se supone que a los tuentifaif una es una ejecutiva agresiva, independiente y molona. En fin, mi perfil, y el de todas mis amigas, encajaría con el de
la jovenzuela teenager de las pelis que se saca unos dinerillos recurriendo a la economía sumergida. No me refiero al tráfico de drogas, sino a  cuidar a críos o a darles clases. De toda la vida. Si me apuras, quizás sea la imagen de una veinteañera -me refiero a veinte años recién cumplidos. Ni uno más.- becaria en un despacho de no se qué -que luego sabes que la acabarán cogiendo en la empresa...- ¡maldito Hollywood!

Que se nos va el hilo: a Madrid volví, sí. Sólo diré que por la noche la ciudad estaba muy bonita. Por el día también, a través de la ventana. Y también descubrí  lo que es la gran dedicación al lujo. Pero no iba conmigo. Todos los días echaba de menos escribir y es que el sitio de donde provenía, era genial. Por la gente, digo. Obvious.

El caso es que no era yo, Mary, y durante dos meses me negué a mí misma diciéndome que renunciar a mi vocación tampoco estaba tan mal, que la vida era así, que era circunstancial y bla, bla, bla... mientras me convertía en Anne Hathaway. Pero no sé por qué, el sentimiento positivo nunca se fue. Creo que me ayudó mucho el mantenerlo, aunque no fue a propósito. Siempre estaba. Y la primavera llegó mientras yo me marchaba. Adieu, Auf Wiedersehen, Good Bye, que cantan en Sonrisas y Lágrimas. Y yo salí de allí cual potro desbocado, cual Fräulein María corriendo por las montañas, bailando y cantando. La diferencia es que yo lo hacía por Madrid ¡y con luz diurna! Ya sabéis, soy una cosmo girl y mejor mantenerme en la city.

Hoy, vivo tranquila -mental, que no económicamente-, mantengo el sentimiento positivo -espero que sirva para algo- y disfruto de cada momento. He encontrado mi equilibrio y estoy muy Zen. He vuelto a estudiar idiomas, que es una de las cosas que más echaba de menos, tengo tiempo libre para disfrutar de la vida y sobre todo: me siento realizada. Y ésta, chicos, es la historia de cómo conocí a vuestra madre volví a ser becaria. Espero que os haya gustado. Próximamente más.




4 comentarios:

  1. Me ha encantado!!! Sigo sin verlos últimos capis de Mad Men (Uppssss). Muchos besos!

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  2. Gracias, encanto. Sin gente como tú este post hubiese sido... mejor dicho: no hubiese sido! muaaaa!!!!

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  3. Muy chulo Mary! y estoy de acuerdo contigo 100%.. cuánto daño han hecho las pelos americanas en nuestras expectativas... en fin... esto como en los rasca y gana: sigue buscando! Besos. Raquel

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  4. me alegra ver que os ha gustado, chicas! me acuero mucho de vosotras! besazos

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