miércoles, 13 de junio de 2012

Aquellos maravillosos 90´s Vol. II


Yo, como mi inspiración, voy y vengo. Haber recuperado mi verdadero way of life me ha dado alas. Ahora todo es diferente, todo va sobre ruedas, sin tener que encarrilarlo. La vida fluye. Y entre un ir y venir de mis asuntos, se han presentado llamando a mi puerta, bien tempranito, aquellos maravillosos 90 (suena en mi cabeza la sintonía de Sensación de Vivir 90210: chanananá, chana- ná-ná…)

¡Qué época aquella en la que se enlazaban capítulos con Brenda y Brandon Walls, Dylan & company con los de Melrose Place! Pero claro, ésta segunda tenía ya una carga very hot y a mí me mandaban a la cama en un santiamén. Nunca sabré lo que pasó en esa serie, solo que tenían unos pisazos estupendos y una piscina maravillosa donde te podías bañar cuando te diese la gana, fuese día o noche. Sin socorrista ni nada. Ahí había mucho drama pero nadie se ahogaba. Y los vecinos no protestaban si hacías fiestas, con que les invitases, se daban por satisfechos. ¿Eso donde se encuentra?
Si es que los 90 fueron una época grande… mejor dicho: grandísima. La simbiosis de boli bic + cassette era casi tan perfecta como la de
Liv Tyler y Alicia Silverstone en aquellos maravillosos vídeos de Aerosmith, donde Steven Tyler ya era viejo. ¡Vaya ejemplo para una cría como yo! Fugándose las dos del colegio con esas faldas… bueno, faldas, por llamarlas de alguna manera a esas prendas… robando y tonteando con un farmer carente de camisetas. Pobrecico. Claro, así una luego iba a clase y cuando le cantaban que Marco se había marchado para no volver, decía para sus adentros: “a ver si es verdad, que no vuelve”.
A este lado del Atlántico, además de Laura Pausini venían de las islas influencias de todo tipo, muy contradictorias. El catetismo ilustrado en los hermanos Gallagher se suavizaba cada vez que sus singles lo petaban. Eran muy de Manchester, pero su música era… muy de Manchester también –entiéndase que lo primero es malo, lo segundo bueno-. Lo que más confusión me afligía era el hecho de ver pasearse por medio mundo a cinco locas en pelotas, de las cuales, solo cantaban cuatro –si concebimos “cantar” como “entonar al ritmo de la música”, y lo de bien o mal… juzguen ustedes-. De nombre Niñas y de apellido Picantes, abanderaron la espantajería y la mamarrachez como nunca antes se había hecho. Mientras la señora Beckham se paseaba por medio mundo con cara de no conocer lo que es reirse, las chavalas de medio mundo querían teñirse el pelo color zanahoria, o peor, amarillo Piolín. Pobres Ginger y Blondie, ¿qué habrá sido de ellas? Mejor no saberlo.
Convendría aclarar que, veinte años después, decimos que los 90 molaban. Pero todo es muy relativo. La Cherry Coke, también so 90´s, fue retirada en su momento porque no fue in, lo cual es de agradecer porque muy buena no estaba. Ahora resulta que no, que en realidad molaba mucho. Seguro que los dentistas lamentaron que la retirasen, porque os aseguro que se nos hubiesen caído los dientes a todos los críos de la época.
También, después de renegar de las hombreras y calificar a nuestras madres y tías de las más horteras ever, vino Lady Gaga y ¡hala, todas a metamorfosearse! Pues eso no está bien. Hay que ser fieles a unas mismas. Si las  hombreras son tan horteras como Blossom, lo son. Y punto.
Algún día echaremos la vista atrás y diremos que los dosmilesdiez molaban, que la crisis nos vino bien para espabilar, que los colores chillones –que se odiarán dentro de 5 años-, eran totales y que el anuncio de bolsos de Loewe es nuestra nueva religión, y haremos cruzadas contra los infieles que lo nieguen. Bueno no, eso ya es pasarse, pero diremos que molábamos, cuando ya no nos acordemos de que hoy nos comemos los mocos, de eso no hay duda, la mente humana es así de bonica… ¡Brindis por ella!



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