domingo, 22 de enero de 2012

Blue Monday

Dicen que el tercer lunes de enero es el peor de todo el año- aunque yo creo que también el cuarto, el quinto...-. Parece ser que somos un poco lentos a la hora de darnos cuenta de que las fiestas ya pasaron; y ahora hay cero money y cero ganas de cumplir los propósitos que hicimos tres semanas antes. La realidad, que es muy dura, y nosotros muy ilusos.

Además, el tiempo se supone que no acompaña... aunque, como yo digo, el otoño escuchó que me encantaba y decidió quedarse... no podemos negar que de invierno, este año...poco. Aunque el lunes, todo hay que decirlo, hizo muy mal día. Demasiado frío y demasiada semana por delante.


Yo no noté en absoluto el Blue Monday. Y además me reafirmo tantísimo en mis propósitos que el mismo martes me fui a nadar. Pensaba hacerlo el lunes, pero llegué a mi casa volando. Como Mary Poppins, pero sin paraguas; y lo único que me apetecía era acurrucarme a pensar qué más ropa podía transformar.

Se ve que leer El tiempo entre costuras me ha inspirado, y el domingo pasado emplee
toda la tarde en "ir de compras" en casa. Una maravilla frente a la crisis. Le das al play a la customización y cuando quieres darte cuenta estás en el sofá viendo a Christian Bale salvar a Gotham, la mar de fascinada, mientras clavas tachuelas en un pantalón. Porque el look rockero está en su culmen y yo no puedo quedarme atrás. Eso jamás.

Otro de mis propósitos es estudiar inglés -mucho- para subir el nivel que tengo. Lo típico. Pero el mío es verdadero, ¿eh? Quizás me presente por libre a algún examen oficial. O algo de eso -se ve mi implicación, ¿no?-. Y el otro es intentar no dejar del todo francés, aunque ese es más difícil; pues se supone que esa clase es presencial y yo me he retirado por completo. No tengo el don de la ubicuidad. Aún. Pero molaría.

La incorporación al mundo de la moda ha traído otro horario incompatible con mis otras actividades. No la de ir a las maravillosas rebajas, pero sí la de ir a Aranjuez a estudiar francés. Una pena. De verdad. Sin ironía. Los conciertos se salvan. Nada está reñido con la hora de ponerse la chupa de cuero y acudir a la caída del sol a escuchar a mis grupos favoritos. El viernes iré a uno de los que más años llevo esperando: el de Arctic Monkeys, que vienen con Miles Kane. Publicaré la crónica en mi otro blog.

Adelgazar... no puedo proponérmelo, porque entonces me quedo en los huesis, y todo lo que he trabajado para customizar y estar a la última con lo último de las rebajas -las de mi casa y las de la tienda. Ambas-, sería en balde. No, ese propósito lo descarto, aunque me quedo con el de mantener mi linea, a lo Special K, y también sin perder vitalidad.

Y por último: leer. Sí. Estas navidades he recibido uno de los mejores regalos: muchos libros. Pienso que ellos marcan el momento de tu vida que estás atravesando, e incluso pueden llegar a crear un vínculo muy especial con la persona que te lo ha regalado. A mí me encanta, y más después de que en el maldito 2011 leí menos de lo que me hubiese gustado, intentando sobrevivir a la vampirización de energías que para mí supuso el máster que tantos disgustos me dio. Uno más y hubiese solicitado la inestimable ayuda de Iker Jimenez. O de un exorcista. Con la decisión a conveniencia, pero, por favor, efectiva. Hoy, ya en 2012, prefiero mantener mis energías positivas. Pase lo que pase.

¿Y tú, qué propósitos tienes?



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