viernes, 23 de diciembre de 2011

En Navidad II ...


Hace una semana, inauguraba la Navidad en el blog. Hace una semana os contaba las cosas que me encantan de la Navidad. Ahora que lo he pensado, se que son cosas que me encantan en general, sea o no Navidad. Menos la lotería, que en el resto de sorteos, mis sueños no la juegan. Aunque pensándolo bien, los sueños que jugué ayer ni el gordo los habría hecho realidad.

El dinero no vuelca el cielo. El dinero no acaba con el invierno. Haría uso del tópico de que el dinero no da la felicidad, pero ayer todos los telediarios me mostraban lo contrario. El dinero en ocasiones si da la felicidad, en otras ayuda a encontrarla, a veces sobran las palabras. Clark, que se encuentra en estos momentos gestionando sus quehaceres agrícolas –se me ha vuelto gavilán, que para paloma ya estoy yo-, se encarga de la parte monetaria para abrirme camino hacia el puesto de Primera Dama.

Cuando por fin lo consiga tendré mucho dinero… pero seguiré sin poder volcar el cielo. Por lo tanto, seguiré siendo pobre, porque eso es lo que necesito… Y no es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita. Antes de que me lo dijese Ikea, ya me lo decía mi padre, que no solo es feliz en Navidad porque come turrón, que es feliz todo el año porque necesita muy poco.

Os dije que hoy hablaría de las cosas que odio de la Navidad, pero como soy río y me vuelvo cuando quiero, cambio de idea. A día de hoy no quiero Navidad. Que paren el mundo, que yo me bajo. Tengo crisis de identidad. Tengo muchas preguntas sin contestar. Tengo abierta al mundo una ventana de ilusiones, con la esperanza de llenar los corazones de todo aquel que vive sufriendo, por amor o por lo que sea. Ahí discrepo con Queco.

No, no me apetece enumerar todo aquello que odio barra no me gusta de la navidad, hoy son demasiadas cosas… quizá en el próximo ginger… maybe this time… Lo que si os voy a contar es que a pesar de que los villancicos flamencos me encantan, estos sí que los escucho solo en Navidad. Que ya me juego yo mi suerte abriendo los paragüas en espacios cerrados, lo de poner villancicos todo el año ya es mucho arriesgar. No lo hace ni mi hermana, que su casa parece el museo de Santa -Claus- en España. Pero a falta de villancicos flamencos siempre me quedará Isabel. Pantoja claro.

Porque ya os dije el primer día que yo soy muy de copla. No muero por ella, porque aunque yo todo le di, ella no a mi no me lo dio. Se olvidó de la voz. Pero sí, la copla es el aire que respiro, es como un sueño escondido, es un río de sentimiento, un camino de recuerdos… son tristezas y alegrías. Que lo sepa er mundo.

Y sonrío cuando suenan los acordes de marinero de luces, aunque no soportaría que mi barco velero cargado de sueños cruzase la bahía y me dejé agitando el pañuelo, sentada en la orilla. Pero por si hay una pregunta en el aire, por si hay alguna duda sobre mí, hoy quiero confesarme, hoy que me sobra el tiempo –o espacio-, hoy quiero confesar que estoy enamorada. De Clark si, desde que me sedujo ayudándose del garrafón, ya no ha habido vuelta atrás. Y es que Clark baila y ríe, como el moreno, aunque no lo es. Él es más así como de Crepúsculo. Y esto sí que es amor, que a pesar de mi animadversión con el canon de belleza renacentista, yo siga a su vera, siembre a la verita tuya, hasta que de amor me muera. Porque cuando me mira me pone tan encendida, cuando me abraza, conmigo ya no se qué pasa. Porque aunque fueras un venenome robas mi garlochí –porque en ocasiones tengo el corazón gitano-. Así, como de pan tostaíto, migaito con café.

Y aunque no nací en Sevilla, que lo hice en Madrid, la vida también me dio un beso cuando nací, a mi también se me enamora el alma cada vez que le veo doblar la esquina, aunque no vaya perfumado de albahaca y manzanilla –a Dios, gracias-. El fuego está encendido… la leña arde. Y sí, quizá se nos ha hecho tarde, pero así fue. Otro día os hablaré del feriante, que quiero que me lleve al río, olvidar mis apellidos y todas esas cosas, que eso si que es una leyenda de pasión y no lo de Brad Pitt.

Y a partir de ahora, le echaré ganas, llenaré de aire mis alas y pondré corazón, para volar, en estos días que se estrellan con el suelo. Aunque Dios me dé la espalda.

Feliz Navidad

Capítulo II

Foto: deviantArt.com

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