jueves, 8 de diciembre de 2011

Cosas que se hacen por estas fechas...


Hace nada era mi cumple y veía el primer encierro de los San Fermines diciéndome a mí misma lo rápido que estaba pasando el tiempo. 2011 ha sido un año agridulce para mí. Complicado a la par que delicado. Con fracasos y éxitos, a partes iguales. Con unos que se van... y otros que llegan. La esencia de la vida misma, vamos.


Entre vivencia y vivencia acabas descubriendo que este año está over, como los videojuegos. Y como si fuésemos ludópatas, no nos preocupamos, porque sabemos que aunque esta partida haya terminado, siempre viene otra, y luego otra... y que sean muchas, ¿eh?... que la vida da muchas vueltas.

Viendo, precisamente, que aún quedan unos días para arañar el año te das cuenta de que no has leído lo suficiente, de los viajes no te quejas, pero del deporte prefieres hacer una trastienda donde esconder esa bochornosa promesa de año nuevo. Mientras tanto, y contagiada por un espíritu festivo-navideño piensas qué comprar a tus seres queridos mientras preparas la agenda para el año 2012, que, mira por dónde, te saca una sonrisa: ¡año de Olimpiadas! Y como todo en esta vida es un tira y afloja, a cambio me llevo un día más en mi haber. Sí, año bisiesto. Mi cumple, en el día del Señor. Genial. Desviaré la atención agasajando a mis invitados con finales de Roland Garros, que no os creáis, ya lo he hecho en alguna ocasión. Yo, lo siento por Rafa, pero me gustan más las finales que juega en Armani Underwear. Las cosas como son...

Como no podía ser de otra manera, algún Amigo Invisible también cae. Una locura pensar
qué regalas. Bueno, en cualquier situación es una locura pensar en un regalo que no sea para ti, que para eso sabes lo que te gusta, lo que no, y, un escalón por encima, ya adjudicas los "No Ways". Por ejemplo: cosas rosas. Jamás. Cosas de Desigual. Ni hablar. Colonias que no sean la mía. No puede ser. Libros... de autoayuda. ¿Son tan visibles mis defectos?

Claro, que nada comparado con aquella vez que abrí mi mega regalo de Amigo Invisible y descubrí un pin del Atleti (sí, del Atleti&co de Madrid, como digo yo), y yo dije: ¿cóooooomo? En fin, no tengo ningún problemilla con ninguno de los equipos de la ciudad que me vio nacer,  pero de ahí a ser obsequiada con pines...

Otra cosa que me maravillan: los vales. Valga la redundancia, vale que los vales valen para cualquier cosa. A veces son regalos chulos, pero otras son sin duda un síntoma que te hace saber en lo profundo de tu ser -o incluso en la superficie, sin ir tan lejos- que te has quedado sin regalo. Sí, sí, así, como lo lees. Si es un "vale por" algo raro, es que no tienes regalo. Si es un vale por un viaje, es que lo organices tú, y si es un vale por algo inmaterial... lo que cuenta es la intención, ¿no?

Yo, mientras leo.
Imagen del documental TU FUTURO EN SU PASADO, de Nuria Cabezas

A mí me mola que me regalen libros (de autoayuda no, por favor). Pero luego acaba el año y tengo aún montañas de lecturas pendientes y me siento culpable e ignorante. También me gusta que me regalen música, sea como sea... entradas para conciertos, el disco nuevo del grupo que me fascina, o incluso un CD- mix de exitazos para el coche. La música es genial. Es más, a mí me gusta poner Bandas Sonoras a los libros. Así si escucho esos temas, me acuerdo de la historia que leí en cierto momento de mi vida, con esa música. Y me recuerda qué hacía yo por esa época, cuáles eran mis preocupaciones, qué estilismos llevaba -a veces preferiría tener amnesia- y qué lugares frecuentaba. Un regreso al pasado muy completito, como veis.


2 comentarios:

  1. Chicas, me encanta todo lo que contáis y cómo lo contáis... Sois geniales y lo más importante...TRIDIMENSIONALES!!!

    Un besazo!

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  2. Muchísimas gracias, guapa! No sabes la ilusión que nos hacen comentarios como el tuyo! besines

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